Erase una vez una temporada en la que la Fórmula Uno tenía dos proveedores de neumáticos, Bridgestone y Michelin. Bridgestone venía de proveer a la parrilla entera y se encontró con una marca como Michelin que le fue comiendo terreno y captando escuderías. Tantos equipos perdió Brigestone que se quedó tan solo con Ferrari, Jordan y Minardi como equipos a los que suministrar compuestos. Esto era grave, pues al contar tan solo con un equipo puntero, las posibilidades de evolución de compuestos se reducían sustancialmente al no poder disponer de equipos que acumulen más kilómetros con tus gomas. Horror, pensaron en Maranello en un principio. Pero pasaron los días y la pregunta pasó a un: ¿horror o una oportunidad de oro?
En la guerra de neumáticos Michelin trabajó descaradamente para Renault, pero pese a ello tenía que satisfacer con creces las exigencias de Williams y McLaren, lo que supuso una diversificación de técnicos entre varias escuderías. Sin embargo, los japoneses tuvieron una disponibilidad de técnicos total hacia Ferrari y se hizo saber a Jordan y Minardi que montarían compuestos pensados por y para Ferrari. Los de Maranello tenían en pista a sus 4 pilotos día tras día Schumi, Rubens (Massa), Gene y Badoer desarrollando compuestos. Lo que hizo la relación con Brigestone algo más que especial. Los nipones estaban volcados con los italianos, sus técnicos iban y venían de Maranello.
Por ello el paso único a un proveedor de neumáticos hizo saltar todas las alarmas anti apoyo FIA a Ferrari, era una apuesta descarada por los italianos. Como consecuencia se pensó para tranquilizar a esos agitadores conceder a McLaren MES la ECU estándar con el fin de no concedérsela a Magnetti Marrelli, proveedor de centralitas de entre otros Ferrari.
Siguiendo con los compuestos llegamos al GP de Turquía de 2008. La polémica salta con un Lewis Hamilton que, asesorado por Bridgestone, decide ir a tres paradas pues estiman que su pilotaje sería catastrófico a dos paradas. Los compuestos no podrían aguantar el paso por la curva ocho con el estilo de trazada de Lewis. De esto nos hemos enterado todos después de la carrera (o durante su transcurso). La polémica aumenta con el adelantamiento de Hamilton a Massa, con la que sostengo mi teoría que fue facilitado por Massa con tal de recortar puntos con Kimi. Pero la cuestión que nos aborda es ¿sabía Massa de la estrategia de Hamilton? ¿y de saberla cómo se podría haber enterado antes de la carrera?
Ya os imaginareis la respuesta, los técnicos de Brigestone. Esos técnicos que andan hoy al servicio de BMW, McLaren, Renault y demás escuderías han pasado por Ferrari. Existe una gran afinidad y dichos profesionales fueron mimados y bien atendidos en su época en Maranello. Los compuestos no dejan mucho margen para que los técnicos sean una fuente de espionaje, pero el caso de Hamilton era excepcional. Los neumáticos iban a obligar al británico a parar tres veces y no había opción alternativa. Fue algo impuesto por los nipones si Hamilton quería acabar la carrera de una sola pieza. Esta recomendación realizada a la vista de los entrenamientos libres, calculo yo que tardaría unos 5 minutos en ser sabida por Ferrari, el tiempo justo para que Brigestone le devuelva a los de Maranello la confianza depositada en ellos durante la guerra de neumáticos y que no se me olvide, la influencia que ejercieron los italianos ante la FIA para que fueran los nipones los únicos proveedores del mundial.
Si es que ya se sabe que «hay que tener amigos hasta en el infierno».
Han dicho…